Cinco colores que necesitas para garantizar el bienestar en tu hogar

Todas las personas, especialmente las mujeres, sabemos que los colores influyen en el estado de ánimo y son fiel reflejo de nuestra personalidad.

La elección para decorar tu hogar depende principalmente de los gustos y de lo que busques reflejar, para eso se deben elegir los colores que vallas mejor adaptados a tu forma de ser.

Suena fácil, pero en la realidad no es tan sencillo decidirse. Por lo tanto, si lo que deseas es evocar un clima de bienestar y tranquilidad hay cinco tonos que puedes mezclar con cualquier estilo predefinido.

Amarillo

El color por elección si buscas transmitir energía. Brillante y moderno, el amarillo nos recuerda al Sol y transmite parte de su fuerza y energía vital.

De hecho, existen estudios psicológicos que mencionan sus efectos positivos; en especial la calidez que provoca en las personas al estimular la producción de serotonina.

Sin embargo, debes tener cuidado en qué espacios lo usas y con qué intensidad. El amarillo se recomienda para las salas pequeñas, dormitorios y baños.

Verde

El color de la naturaleza. El verde estimula la relajación y concentración de las personas. Para potenciar su efecto se recomienda matizarlo con neutros como blanco o grises ligeros; o utilizar dos o tres para replicar el exterior.

Rosado

Romántico, delicado y suave, el rosa es otro de los colores que necesitas para tener un hogar feliz. Desde los tonos más sutiles hasta los más vibrantes, esta tonalidad genera optimismo en las habitaciones.

Azul

Sereno y elegante al mismo tiempo, el azul beneficia al cuerpo y a la mente. Este color, que representa confianza y lealtad, incrementa la creatividad.

Se recomienda combinarlo en diferentes materiales y texturas, tales como maderas, papel tapiz y textiles, para evitar la sensación de frialdad.

Rojo

La tonalidad ideal para las personas que no pierden tiempo y que gustan de emociones fuertes. El rojo demanda atención por su atrevida tonalidad.

Sin embargo, lo recomendable para evitar la sobrecarga es dosificarlo. Así se asegura un ambiente que invita a los residentes a disfrutar su tiempo en común.